A pesar de que la aparición real de la Orden es muy posterior en el tiempo, algunos historiadores se refieren a la batalla de Clavijo como el origen del culto al apostol Santiago Matamoros, que haría posible siglos después la fundación de la misma.

La batalla, una de las más célebres de la Reconquista, se habría producido en el denominado Campo de la Matanza, en las cercanías de Clavijo, La Rioja, fechada el 23 de mayo del año 844. Aunque por muchos es considerada sólo una leyenda forjada por el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, autor hacia 1243, de la primera crónica, De Rebus Hispaneae, bajo el título de Cronicón de las cosas sucedidas en España, también conocida como Historia Gothica o Crónica del Toledano, la única que cita esta legendaria aparición.

En el año 783, Mauregato (hijo bastardo de Alfonso I de Asturias) había tomado el trono asturiano con la ayuda de Abderramán I, con quien se compromete al pago de un tributo de cien doncellas vírgenes (cincuenta hidalgas y cincuenta plebeyas), en agradecimiento por su colaboración. Mauregato fue asesinado cinco años después, en 788 por los nobles Don Arias y Don Oveco, en represalia por haber otorgado a los moros tan humillante tributo. El rey Bermudo I, su sucesor, quiso acabar con el tributo, sustituyéndolo por un pago en dinero. A Bermudo le sucede Alfonso II el Casto (791–842), quien rechaza también el tributo en dinero, y entra en batalla con los moros para evitar su pago, venciendo en la batalla de Lutos y matando al capitán moro Mugait, con lo que consigue su propósito.

RAMIRO I DE ASTURIAS
Posteriormente, el emir de Córdoba, Abderramán II, en tiempos del rey Ramiro I de Asturias, exige de nuevo el tributo de las cien doncellas que tenían impuesto con anterioridad al rey astur Mauregato. El rey leonés, hallándose en una situación militar de franca debilidad —y tras consultar con sus consejeros— acabó aceptando reanudar el pago del tributo de las cien doncellas pues consideró que era menos malo que una invasión catastrófica de su reino. Al igual que en tiempos de Mauregato, los heraldos del rey comunicaron a los habitantes de las villas del reino su obligación de seleccionar un número determinado de doncellas para luego enviarlas a todas juntas a Córdoba.
Los regidores de un pueblo de Valladolid decidieron cumplir con la terrible obligación que se les imponía, pero también decidieron demostrar a su rey y al emir de Córdoba su enorme disgusto y la decisión de que no pudieran los poderosos aprovecharse completamente de ellos. Por ello enviaron a las siete doncellas que les habían asignado… pero con la mano izquierda cortada. Aquel terrible gesto de desafío hizo famosos a aquellos lugareños, y con el tiempo daría nombre a la villa de origen de esas siete doncellas: Simancas. Al recibir ese lote mutilado el emir Abderramán se indignó, rechazó a las doncellas, y exigió la entrega de otras siete. Ante la nueva situación, y la divulgación del gesto valiente de los habitantes de Simancas, el rey Ramiro I entendió el gesto de sus vasallos y reaccionó, negándose a aceptar esa exigencia.
A continuación llamó a sus mesnadas para defender su reino de la probable invasión musulmana. Como era previsible, el ejército musulmán se dirigió hacia el norte, entregándose de camino al saqueo y la rapiña, para someter a los cristianos y obligarles a cumplir con el tributo acordado.

Por ello las tropas cristianas, capitaneadas por Ramiro I, irían en busca de los musulmanes, con Abderramán II al mando, pero al llegar a Nájera y Albelda se verían rodeados por un numeroso ejército árabe formado por tropas de la península y por levas provenientes de Marruecos, teniendo los cristianos que refugiarse en el castillo de Clavijo en Monte Laturce.

La Crónica del Rey Alfonso X el Sabio habla de este hecho: "E los moros quando sopieron aquello, allegaronse todos en uno contra éste fueron muchos e demás e hovieron con él su batalla en un logar que dicen Alvella, e los Christianos hovieron lo peor de la batalla: e fueronse venciendo e tornando las espaldas poco a poco a los moros, fasta que llegaron a un collado a que dizen Clavijo e tomoles allí la noche… e faciendo sus oraciones adurmiose el Rey Don Ramiro, e vino a él el Apóstol Santiago…"

El Rey Ramiro había acampó con sus extenuadas tropas el 22 de mayo del 844 en las laderas del monte. Allí fue donde Ramiro se quedó dormido. En sueños se le apareció el apóstol Santiago, y le comunicó que no se rindiera, porque al día siguiente acudiría en su ayuda. ya que había sido designado por Dios como Patrón de las Españas. Santiago animó a Ramiro de nuevo al combate y le pidió que le invocara: "Sepas que nuestro Señor Jesucristo partió para todos mis hermanos las provincias de la tierra, y dióme a mi sólo España, y sé fuerte y firme en tus hechos, que yo soy Santiago Apóstol de Jesucristo y vengo a ayudarte. Y sepas por verdad que mañana vencerás con la ayuda de Dios a todos estos moros que te tienen cercado aunque morirán muchos de los tuyos, a los cuales está aparejada la gloria del paraíso. Y por que de esto seas cierto me verás en la mañana encima de un caballo blanco con una seña blanca y una gran espada reluciente en la mano. Y luego en la mañana habréis de confesaros y recibir la Comunion del Cuerpo y Sangre del Señor, y hecho esto no dudéis en herir a los moros gritando 'Dios ayuda a Santiago' que sepas ciertamente que vencerás a todos y meterás a espada."

Iniciada de nuevo la lucha, a la mañana siguiente, Santiago, acompañado de un gran ejército de ángeles, se apareció al ejército cristiano ayudándoles a lograr de ese modo una clamorosa victoria.
EL CASTILLO DE CLAVIJO CON LA CRUZ DE SANTIAGO
Con este suceso, el apóstol se convirtió en símbolo del combate contra el islam, siendo reconocido desde entonces como Santiago Matamoros. El motivo de la creación de esta leyenda habría sido animar a la población a luchar contra los musulmanes, para poder contrarrestar el espíritu de guerra santa con la que luchaban estos y que les conseguía el Paraíso.

En la actualidad, la mayoría de los investigadores han llegado a la conclusión, como analiza Luis G. de Valdeavellano, que no es posible aceptar la realidad histórica de la victoria de Ramiro I en Clavijo ni la del fabuloso "tributo de las cien doncellas", ni tampoco la autenticidad del "privilegio de los votos a Santiago", superchería amañada en el siglo XII por el clérigo Pedro Marcio, añadiendo que la verdadera batalla fue librada por Ordoño I contra el Banu Qasi Muza en el monte Laturce, como mantiene Sánchez Albornoz (La auténtica batalla de Clavijo).

El catedrático de Historia Medieval de la UNED en Madrid, José Luis Martín Rodríguez, al referirse a "La Leyenda del Matamoros", señala que "… aunque Santiago no peleara a favor de los cristianos hasta época tardía, el hecho de que se sitúe su intervención en la batalla de Clavijo tiene, sin duda, alguna explicación: en Albelda, lugar muy próximo a Clavijo, combatieron Ordoño I de Asturias y Musaibn Musa, caudillo de los musulmanes del Ebro, en el año 859. El lugar, era un punto estratégico que dominaba la vía de comunicación entre las actuales Soria y Logroño y que, cruzando el Ebro, llegaba hasta Pamplona. Tal vez, por su interés estratégico, aluden a la batalla con detalle las crónicas escritas poco después en la corte de Alfonso III, hijo de Ordoño, y el relato pudo llamar la atención de quienes -en la primera mitad del siglo XII- precisaban una batalla lo suficientemente importante y antigua para justificar los votos que los fieles pagarían en adelante al Apóstol Santiago".

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